martes, 31 de marzo de 2015

LOS 10 MEJORES CUENTOS DE AMOR






   


                                      
                        CARNAVAL DE AMOR
                              (Ariel)
El destino actúa de manera silenciosa, casi imperceptible, de manera sigilosa, llegando a resultados siempre desconocidos y ajenos a nuestros ojos.
Es entonces cuando la soledad empujará cada vez con más fuerza, la desesperación acude de inmediato y el amor se reduce todo a un momento.
Pedro un día debió separarse de su primer amor, el que tal vez haya sido el único.
Nunca recibió explicación alguna, solo la promesa que regresaría una noche de carnaval, que siempre lo iba amar y que el debería esperarla. Sin decir más se marchó.
Por esta promesa, de manera constante Pedro asistió carnaval tras carnaval, año tras año, esperando el regreso de su amada, pero una y otra vez se encontraba solo repitiendo el fatídico desenlace.
Pedro ha quedado llorando su pena de amor. La pintura del rostro corrida, somnoliento y cansado de esperar y de buscar por las calles entre la muchedumbre disfrazada, alegre y bulliciosa, para terminar al fin viviendo su muerte como la muerte misma del carnaval. Suspirando el último suspiro y culpándose de lo que nunca sabrá: ¿Por qué su amor había marchado?
Ella ha esquivado mil carnavales y el amor de Pedro, y ahora él, con su cara empolvada de payaso, muestra un rostro triste, abandonado, que repentina y sorpresivamente se llena de luz cuando ve a esa morocha deslumbrante que baila poseída al ritmo de los tamboriles.
Es la última noche de carnaval y la luna lo sabe.
Un pedro sin amor la noche que muere el carnaval es como una estrella perdida en una noche de sombras. Es la soledad.
La comparsa avanza de manera exitosa por la amplia avenida, entre papel picado, serpentinas y el aplauso de la gente, mientras la morocha baila sin poder dejar de hacerlo.
Se han secado las lágrimas en los ojos de Pedro. Ahora posee un brillo de deslumbramiento, mientras contempla asombrado la belleza física de esa mujer que contorsiona al compás de la murga mientras las luces prenden y apagan de manera incesante.
Muere el carnaval. Pedro nuevamente no encontró el retorno de su amada, pero esta vez también la ha olvidado. Ahora es la morocha quien ocupa su atención mientras lo magnetiza como con un gualicho imposible de romper.
El pobre Pedro olvidado del calor de un amor transfigura su cara llorosa y empolvada ante esa morocha formidable, reina del movimiento y dueña de un cuerpo escultural.
Una fuerza interna invita a Pedro a sumarse a la danza de los bailarines pero no se anima.
Ahora la morocha se ha detenido ante Pedro, manteniendo en un leve, suave movimiento de cintura la enervante embriaguez del ritmo. Lo mira fijamente a los ojos mientras sigue danzando; Pedro deslumbrado, seducido, reacciona y la besa apasionadamente como nunca antes lo había hecho. Se perdió en ese torbellino sexual inevitable que surge de las profundidades del ser envuelto por la mirada de la morocha mientras la lujuria le arrebata la voluntad al amor.
Ya en la madrugada solo bailan las sombras un baile de fantasmas, mientras el carnaval termina, y la amada de Pedro, llora desolada en el cordón de la calle sin encontrar consuelo.






             Elisa y yo
Apenas alumbraba el sol aquel amanecer, eran ya un poco pasadas las 5 y si dirijo mi mirada hacia el este, entre la fronda de los viejos álamos de la recta e interminable hilera de ellos junto al canal, vislumbraré una especie de rojiza cortina que, otra vez al igual que ayer en minutos nada más rasgará con el resplandor de esa portentosa bola de fuego asomando rápidamente desde abajo de la tierra. El sol, ese sol que otra vez también como ayer comenzará a quemar ya mucho antes de las diez de la mañana.

Y _ ¿qué hago yo aquí a esta hora? ¡Vaya! pregunta que me hago, si yo mismo me lo auto impuse, me contesto. ¿No íbamos acaso a salir muy temprano de madrugada para ver como vuelan a esa hora las enormes bandadas de aves migratorias? Si, es así, acordamos con Elisa anoche juntarnos aquí, aun antes de desayunar y a esta hora de locos, solo para ver volar unas bandadas de pájaros.

Pero, debo también recordar que esto es solo un tonto pretexto, es un loco engaño a nosotros mismos para poder estar juntos lo mas lejos posible de los mayores, no se si reír o insultarme a mi mismo por esta situación un tanto irreflexiva, y creada precisamente por mi pero...

Si solo hace falta un instante para borrar este pensamiento contradictorio, un instante, tanto, pero tan corto como el solo imaginar un pestañeo de sus ojos, o imaginar sus labios, o imaginar sus blancos dientes, solo eso hace falta para inundarme otra vez de felicidad, y de angustia, pero, de una angustia casi injuriosa, porque se que, luego de una lógica espera ella llegara para justificar el torpe pretexto.

La aturdida excusa dada a los mayores para que no les extrañe si nos ven a las seis de la mañana en medio del alfalfar y con los herbajes hasta casi la cintura. Y ahora, justo cuando ella entierra a la carrera sus pequeños pies en la tierra húmeda por el rocío de la mañana, se recorta en el cielo la primer gran concentración de aves llevando marcado rumbo hacia el este, el cielo esta ahora de color violáceo, se entremezclan los colores del fulgurante amanecer con el propio azul límpido y sin nubes de esta gloriosa mañana de finales de febrero.

Comienzo a notar en mis brazos desnudos que la temperatura no es la misma que otras mañanas a pesar de que el sol no perdonará hoy, a esta hora es indudable que ha descendido algunos grados con relación a días anteriores, no vuelan aun las clásicas mariposas del pasto, ni han despertado los molestos jejenes, que dentro de solo un rato darán cuenta de mis antebrazos descubiertos, pero que importa, llegado ese momento no tendrá creo importancia, ya habremos caminado largo trecho tomados de la mano, y hasta tal vez ya nos hallamos perdido entre el alfalfar arrodillándonos en el suelo para besarnos largamente tal cual lo hicimos anoche en el patio de la casona antes de que cada uno fuera a dormir.
Detrás nuestro va marcándose el profundo canal de pastos torcidos a nuestro paso, canal que tal vez dure todo el día de hoy, la noche, y parte de mañana disimular, cuando nuevamente las brindillas se incorporen.

Allí cerca un viejo caballo levanta altanera su cabeza de entre la hierba al oír nuestro paso en la maraña de brotes, nos mira agudamente corre veloz hacia nosotros, se detiene nos observa nuevamente con curiosidad como queriendo reconocer quienes somos, da media vuelta, y continua su galope acompasado dando un largo relincho.

A escasos pasos se termina el dosel de verde alfalfa, y comienza a manifestarse una vegetación ya segada por la implacable maquina tirada por dos caballos que hace una semana está dejando pelados los cuadros. Y es aquí, precisamente, donde las aves pasan gran parte de la noche descansando y abrevando antes de emprender otra larga etapa hacia el norte, en busca del calor que velozmente huye de estas latitudes, y que allá en la Patagonia ya dejó hace rato su lugar a las primeras heladas.

Escondernos antes de salir definitivamente del alfalfar, es parte del pretexto, ideado. Las aves están allí, a unos cien metros tal vez, hermosos y coloridos patos caminan y alborotan entre los biguá y las garzas. Se pelean por un gusano del pasto que han descubierto escarbando con sus picos, remueven activamente en busca de semillas ocultas en el rastrojo, y parecen hablar entre ellos en una incomprensible discusión.
Algunos corren velozmente agitando sus alas, y huyendo de la persecución de otros, todas estas acciones parecen ser parte de los preparativos para el despegue, e iniciar el vuelo que los transportará seguramente cientos de kilómetros antes de ver otra vez caer la noche.

Para nosotros, todo pasa a un plano casi secundario, apenas nos hemos ocultado tirándonos boca abajo entre los últimos tallos, nos hemos mirado fijamente a los ojos, y sin que medie una sola palabra o señal, nos hemos fundido en un interminable beso.
Si… Somos nosotros, Elisa y yo, con 16 años ambos, con un pretexto diario para poder dar rienda suelta a nuestro amor adolecente, e inocente. Las aves se han ido ya, nosotros no las vimos levantar vuelo.



                          OJOS DE AMOR
                         (Daniela Castrillón)

Divertido día entre el frio y el calor, nace la juventud intensa e inexperta .
En el camino una puerta verde bastante grande al final de un cuadrado lleno de sueños pasión y juego, Se encontraba un ventanita muy diminuta, esta de repente se abre y unos grandes ojos verdes perfectos, profundos pero un poco perdidos se sumergen en la juventud trayendo sentimientos encontrados entre la alegría y el dolor la juventud siente la necesidad de sanar esos ojos perdidos, es el comienzo de un amor silencioso doloroso lleno de sacrificios e inalcanzable pero hermoso al mismo tiempo. Porque esta juventud era diferente quería el bien para su amor aunque tuviera que sacrificar el no volverlo a ver , y a cambio de ese sacrificio la sanación y felicidad de aquellos ojos verdes , con el tiempo su promesa fue cumplida los vio por última vez una tarde fugas ojos libres de todo dolor por fin encontrados en la plenitud ………..de esa pequeña ventana salieron los mejores momentos, que son ahora el mayor tesoro guardado en la memoria de una juventud que encontró el amor más puro que jamás volvió a sentir y que jamás volvió a ver , pero siguió presente alimentándose de recuerdos…. Inexplicable juventud ya tiene arugas, desgastada por el tiempo fallese.
Dejando vivo el amor en las historias que conto a sus nietos.



                         ETERNO AMOR
                            (Uniyana)
Un día normal de su vida una joven, llamada Ana, acostumbrada a visitar las redes sociales se conecto en un juego virtual donde ahí se podía conocer todo tipo de personas de diferentes lugares, distintas costumbres, edades, etc. Ahí ella conoció a un hombre que desde ese momento le cambio la vida.
Ana es una joven madre de 21 años recién comprometida a casarse. Llevaba un noviazgo de 9 años y en el año 2011 decidió formalizar su relación con su amado, el padre de su hermoso bebe de 2 añitos. Andrés de 22 años, su novio, cada día desde que comenzaron su noviazgo, nunca olvidaba decirle cuanto la amaba y viceversa. Ambos eran universitarios y él bebe lo cuidaba la mama de Ana. Pero un día Ana la madre de Ana se enfermo gravemente y callo al hospital por 5 meses, en ese momento Ana se sintió sola porque su amado nunca la apoyo, cada día su única compañía era su bebe.
Ana estando sola en su casa entro a una de estas redes sociales y conoció a Alejandro, un hombre de 42 años, casado y con 3 hijos donde el mayor tenia la edad de Ana. A ella le parecía muy interesante cada cosa que él decía, comenzaron siendo amigos y cada día hablaban por webcam. Empezaron a extrañarse y con el tiempo a surgir palabras de amor. Alejandro llamaba a Ana y hablaban todo el día por celular, ya era tanta la confianza que decidieron conocerse porque vivían cerca el uno del otro. Ana venia saliendo un certamen cuando sonó su teléfono…
– Aló- contesta Ana
- Monita, donde estas?- le dice Alejandro
-Monito!! Acabo de salir de un certamen, por qué?- contesta Ana
- Porque estoy cerca de tu universidad, quieres que te pase a ver?- Alejandro.
El corazón de Ana comenzó a latir muy rápidamente, era la primera vez que lo iba a ver en persona. Por fin podría ver al hombre del que se había enamorado. Alejandro a pesar de estar casado, contra su voluntad se enamoro de Ana, ya no podía estar sin ella.
Cuando se vieron por primera vez sin decir una palabra se dieron un fuerte abrazo que duro varios minutos, fue tan apretado que ambos podían sentir el rápido palpitar de sus corazones, ambos se miraron, enmudecieron, por varios minutos se miraron, trataron de conversar algo pero todo tema era ilógico. Ana podía sentir el nerviosismo de Alejandro y así también el. Desde ese momento comenzaron una relación amorosa. El siempre que podía la buscaba y trataba de verla, hicieron muchas locuras para poder verse. Ana varias veces se escapaba a las 4 am para estar unos momentos juntos. Pero Alejandro cada vez que sentía que su amor con Ana no podía ser por su condición de casado, se alejaba de ella y con el tiempo volvía a buscarla. Ambos sabían que su amor no podía ser porque él es casado y ella comprometida.
El novio de Ana trataba de conquistarla y la esposa de Alejandro de cambiar para que el vuelva su mirada a ella pero, todo era en vano porque ellos se amaban.
Una mañana Ale y Ana se juntan a conversar sobro todo el amor que se tienen y cuanto daño es que causan estando juntos y deciden separarse. Estuvieron abrazados y acariciándose tiernamente durante varias horas y cuando el la fue a dejar a su casa se dieron un beso con tanta pasión, un beso que sabia a tristeza porque sus ojos derramaban lagrimas de un adiós. Alejandro libero un llanto tan triste salido del alma y le dice a Ana, apretándola fuerte contra su cuerpo- TE AMO!! Y todo lo que me resta de vida te voy a seguir amando, te amo mi niña hermosa- Ana le contesta- Mi amado, yo nunca voy a olvidarte, siempre te voy a amar.
Desde ese momento Ana y Alejandro nunca mas volvieron a saber el uno del otro, Ana se caso con Andrés y Alejandro siguió su vida con su esposa pero ambos siguieron cumpliendo su promesa…amarse eternamente.





                             SOÑANDOTE
                               (Tano)
 Una tarde de verano por azar te he encontrado, tu boca encendió mis sentidos…un renacer de mis latidos aceleran mi palpitar….un efecto multiplicador energiza mi ser…mis palabras fluyen naturalmente como sabiendo el camino…atesoro cada respuesta en mi…cada conversación navega sin tiempo, sin horas ...el presente nunca tan vivo ...el amor tumba mi razonamiento...siento revivir en cada palabra ...tu piel caribeña resplandece ahogándome en un suspiro….ahora mis sueños tienen nombre…te reías al decírtelo, esbozando la mía..Una noche en mi cama, una briza entra por mi ventana....me toca el alma recordándote...el sueño me atrapa con una suave caricia, relaja mi cuerpo...una sensación armonizó mi descanso...mi imaginación obra en una fantasía... ....donde había una dama que era mi jefa y yo su secretario ....era muy eficiente para caer en gracia con ella...y cuando me hablaba le miraba la boquita que me seducía...no podía dejar de mirarla...su belleza también lo tenía en su forma de hablar latina...hasta que un día ella subió al ascensor yo corrí tras ella, retuve la puerta con la mano...le dije..." oye chica...me miró perpleja ..Me acerque y mis labios desbocaron con tentación de besarla...luego se cerró la puerta y quedamos solos fundidos en un beso!!!....un resplandor cálido hace mi despertar…mi respiración yace de placer….me escribes;…. ¿me sonaste?...contesto; ¡…toda mi vida…!.



                         DE UNA PASION
                             (Miki)
Y en ese momento no pensó más nada, porque solo le importaba estar ahí, frente a él, observando su cuerpo, cada uno de sus movimientos, cada uno de sus gestos, admirando sus hermosos ojos verdes, esos ojos que tanto le gustaban, los que la habían fascinado desde el principio.
Ella ya tenía alguien a quien querer, pero amaba al chico de los ojos verdes.
De quien tenía a su lado apreciaba muchas cosas, su amor incondicional, la manera de priorizarla siempre y la manera un tanto infantil que tenia al mirarla, parecía ser un niño viendo su juguete preferido, y eso a ella le encantaba, la hacía sentir especial. Con el tenia todo lo que la mayoría de las chicas deseaban, amor, contención y confianza, solo que ella siempre fue un tanto más compleja que las demás, no creía que el amor fuera solo eso, ella buscaba algo más, no sabía qué, y el chico de los ojos verdes tenía ese “no sé qué”, que ella tanto buscaba. Adoraba cada uno de los pocos, pero increíbles momentos a su lado, los pocos, pero intensos e inolvidables besos, todas esas veces que se miraban fijamente y se decían mil cosas con solo una mirada, las charlas profundas, la manera en que se dirigía a ella, la manera en que el tiempo pasaba estando cerca de él, y esa sensación de nervios y una especie de cosquillas que le causaba el solo hecho de tenerlo cerca.
Nunca pasaba un día en que no pensara en el, siempre esperaba ansiosa el momento de verlo.
Y esa noche lo tenía tan cerca… Pero no se animaba a decirle todo eso que llevaba dentro desde el día en que lo vio por primera vez.
Sabía que no podía desperdiciar esa oportunidad, ya que al ser anciana y cuando su vida sean recuerdos quería poder decir “estuve en tal beso”, “estuve en tal pasión”…
Tenía en claro que ese amor había surgido solo de algunas noches juntos, de pocos momentos, pero que eran suficientes como para darse cuenta de que lo que sentía era real, por lo menos para ella.
Iba a jugarse todo por el aquella noche, al decirle cuáles eran sus intenciones, y estaba muy esperanzada en que el sintiera lo mismo, aunque todos sabían que no era la mejor opción para nadie.
Cuando tomo coraje y pudo hablarle, le dio un discurso interminable sobre un amor altruista y generoso, esperando poder convencerlo de estar juntos, dispuesta a dejarlo todo por el, creyendo que la vida es un cuento de hadas y que él era un príncipe azul.
Nada salió como ella lo esperaba, el no pensaba como ella, lo habían traicionado varias veces y eso moldeo su manera de pensar, creía que el amor era algo que la gente idealizaba demasiado, y respondió lo siguiente:
“Yo no puedo darte nada de todo eso que vos me pedís. Si a mí me preguntan si me casaría con vos, diría que no porque no estoy enamorado. Pero si me preguntan si daría mi vida por vos, si te amo, diría que sí. Para mi amar a alguien y estar enamorado son dos cosas muy distintas. Estar enamorado es querer casarse, y hacer todas esas cosas, y yo no puedo prometer nada de eso, no soy de las personas que juran amor eterno, pero si las traicionan o les hacen algo que no les gusta ya no te aman mas, porque eso no es amor. No es así para mí, porque yo te amaría pase lo que pase.”
No supo que decir después de escuchar todo eso. Sus sueños se desvanecieron y decidió aceptar su destino, y hacer su vida con alguien que podría darle todo eso que ella siempre busco, pero que jamás llegaría a tener ese “no sé que” para poder enamorarla.
Pocas veces se amargaba al recordar aquella noche, al pensar que no hizo su vida al lado del chico de los ojos verdes, que hacía años que ya no sabía de él. Porque en el fondo de su corazón, sabía que ella había sido para él, todo lo que el había sido para ella.

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                           AMOR BAJO LA LLUVIA
                              (Santiago)
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 Aquella fría mañana Carlos, estudiante de fotografía, caminaba por las hermosas calles de Quito colonial solitario y pensativo. Era una mañana de lunes de feriado donde en la zona céntrica y colonial de la capital y en días lluviosos y cuando la gente sale a otras ciudades por carnaval, no suele aparecer un alma.

Pensaba Carlos que hacía ya mucho tiempo no iba a aquella zona de la ciudad donde se percibe un aire a lo antiguo, al misterio y al pasado. Con su cámara fotográfica iba retratando iglesias completas, pórticos arabescos, balcones salomónicos, columnas, campanarios, calles de piedra...y llevaba una especie de melancolía en el alma, sin saber por qué.

Llegó a un antiguo monasterio que queda en una parte alta del casco colonial, el gran portón abierto parecía darle una tétrica bienvenida, sin embargo el ir adentrándose en el lugar llegó a un paraíso de belleza; se trataba de un patio gigante de piedra antigua en cuyo centro se encontraba una hermosa pileta de mármol y al rededor hermosos jardines. Se emocionó y pensó que la divinidad le había guiado hasta ahí donde al fin podría hacer unas fotos que le dejarían contento. Así que empezó a tomar muchas fotos, todas hermosas que combinaban la presencia del arte con la belleza de las flores.
Uno de sus acercamientos fotográficos le llamó la atención pues le pareció ver la silueta de alguien escondido tras un arbusto.
Se acercó y vio a una chica totalmente empapada que lloraba solitaria sentada en una piedra en medio del tupido jardín. Ella era hermosa, su cabello era muy largo y rubio, sus ojos oscuros y usaba una bella blusa de encaje.
-Que haces aquí, te ocurre algo?
-La chica solo miró a Carlos y siguió llorando.
-Carlos se quitó la chompa que llevaba puesto y comprobó el frío que hacía, se la puso a la chica.
Ella no respondía a las preguntas de Carlos, así que él tomó su cámara y decidió seguir tomando fotos mientras la chica seguía ahí, se acercó donde ella y le tomó varias fotos a lo que al fin ella sonrió.
La tomó de la mano y ella lo siguió, sin decir palabra salieron del monasterio y empezaron a correr por las callejuelas entre risas.
-No sé quien eres, pero me encanta que sonrías, eres muy bella -le dijo carlos.
Pudo oír su voz sólo en la forma de una risa dulce un poco más alta la voz de ella, cansada por la carrera.
-Si no vas a hablar mejor aún- dijo Carlos- y le dio un beso en los labios a lo que ella correspondió con ternura.
Cuando terminaron de besarse ella hizo un ademán como que iba a hablar, pero solo fue como un suspiro en su cara ya alegre.
Ella era tan hermosa! En su mojado cabello comenzaban a aparecer unos bucles que la hacían ver aún más divina.
-Como podía una mujer tan bella no sonreir -le dijo Carlos- eres mi regalo de belleza en un día parco como hoy.
-Como te llamas? insistió él.
A lo que ella obviamente no contestó decidida a hacer de este encuentro tan fortuito único, especial, misterioso, interesante.
Solo lo miraba con coqueta dulzura y sonreía dejando ver la belleza de sus dientes de coral, solo para echarse a correr de nuevo esperando que Carlos la alcanzase.
Cuando lo hizo ella tomó un esfero de su pequeño bolso cruzado y le anotó su numero de teléfono en la mano, hizo parar un taxi que en ese momento se acercaba, le envió un beso volado y se subió.
Carlos jamás había vivido algo semejante, un sueño de amor, de belleza de felicidad que todo artista desearía vivir algún día...


EN NOMBRE DE  LASOLEDAD
                              (Manuel Raya)
Hace tanto tiempo que pasaron tus labios por mi boca, que ya no recuerdo las brisas de aquel instante. Debí de estar muy enamorado de ti, como para no sospechar siquiera que tus besos eran el perfecto advenimiento de tu abandono.
Me enamore de ti, porque sólo tú eras vida para mí. Y debe ser eso que te has llevado contigo, la vida, puesto que ahora respiro pero soy como un ser inerte que vaga en sus mares. En sus aguas de soledad. Ese soy yo, desde que te fuiste.
Recuerdo aquel preciso instante en el que te conocí, y recuerdo mi verdadera sonrisa; aquella que nació ese día en que por primera vez te vi. Cómo olvidarlo. Olvidarlo sería morir otra vez; ya que hoy, estoy muerto. Mi corazón está vivo pero mi alma está muerta, dicen los que alguna vez me conocieron.
Hoy es jueves; el calendario cual razón del destino me ha hecho recordarte. No lo puedo evitar. Eso sería morir otra vez. Quiero seguir pensando que eres feliz en cualquier momento y en cualquier lugar. No hay que ser sabio para saber que a donde vayas no pasaras desapercibida.
Por esa y muchas razones más creo que soledad es el mejor nombre que se acomodaba a mis labios. Mi boca se acostumbró a nombrarte día y noche. Mis labios se acostumbraron a pronunciar esas letras que conformaban tu nombre.
Te conocí una tarde, que tuvo por destino ser martes. Aquel día el sol abrigaba mi cuerpo lleno de frío y soledad. Todo estaba escrito en nuestras vidas, menos lo que nos iba a ocurrir.
- ¿En este lugar será la conferencia de marketing?- pronunciaron por primera vez tus labios.
- Sí, aquí es- atine a decirte, para luego fijarme en tu boca.
- ¡Gracias!- respondiste, acompañando a tus labios con una sonrisa.
- ¿No eres tú de la facultad de derecho?- te pregunte sin saber otra cosa que decirte.
- ¡Sí, soy de derecho! ¿Cómo sabes ah?- me repetiste la pregunta con tu mirada.
- Es sólo que te he visto varias veces por allí, y me pareciste conocida- dije mirándote a la boca.
- ¿Y tú, de qué facultad eres?- preguntaron tus dudas.
- Soy de la facultad de Economía. Mi nombre es Cesar Ruiz Alarcón, tengo 23 años, estoy soltero, me gusta el arroz chaufa y aquí me tienes.
- Je je je. Eres muy original. Mi nombre es Soledad Castillo Ramírez. Tengo 22 años, estoy soltera, me gusta el ceviche y aquí me tienes.
Aquellas palabras bastaron para empezar una amistad, la cual se fue prolongando con las salidas y conversaciones que teníamos los días martes y jueves, los cuales eran nuestros días. No sé si logré recordar aquellos momentos, pero creo saber que fueron 4 meses y 6 días, los que transcurrieron para besar tu boca. No dijiste nada, sólo me respondías con tu boca. Aquel día empezó mi camino a la vida, y paradójicamente a la muerte.
Soledad no era tu nombre. Soledad era el nombre que te gustaba. El nombre que usaste conmigo. ¿Cómo lo descubrí? Nunca lo sabrás. Nunca te llegaste a enterar y nunca lo harás. Sólo te digo que los ojos no engañan. Tu boca algún día pudo engañarme pero tus ojos nunca lo pudieron hacer. Siempre desviabas la mirada. Siempre te brillaban las pupilas. Esa era la señal de la incertidumbre que se generaba en mi corazón. Siempre lo supe. Nunca te lo dije.
Me enteré de que tu verdadero nombre era Rebeca Zevallos. Lo comprobé aquel día en llegue desde tan lejos sólo para verte a ti. Sí; regrese de España sólo para tenerte otra vez.
Siempre te dije que quería un buen futuro para los dos. De ese futuro me encargaría yo. Sólo te pedí dos años. Sólo dos años me bastaban para ahorrar el dinero necesario y luego volver para estar juntos. Yo cumplí mi promesa. Tú no.
A estas alturas de mi vida, me pregunto ¿qué pudo haber pasado aquel día en que regrese y me besaste? ¿Acaso tus lágrimas eran artificiales? ¿Tu corazón le pertenecía a otro? Nunca lo supe.
Sólo encontré la verdad. Tu verdad.
Lloraste por mi regreso aquel día martes. Lloraste tanto que las lágrimas eran tantas que no parecían verdaderas. Aquel no era un llanto, era la muerte en agua, me dije. Me mentí. Me mentiste.
Soledad es la compañera de los hombres solteros, de los viudos y todo ser viviente que no ama y no desea ser amado.
Soledad; fuiste, eres y serás mi compañera desde aquel día en que conocí a aquella mujer que imposto tu nombre y que a estas alturas del tiempo, de mi vida se ha marchado. Aquella mujer que nunca se llamó como tú; mi única verdadera compañera.



                              PREDESTINADOS A PESAR DEL TIEMPO……
                                                 (ALASKA)
No entendí en ese momento por que sentí esa familiaridad cuando nos cruzamos la noche que empezó todo. no lo entendí por mucho tiempo, pero al fin lo entiendo hoy. Aunque con angustia debo admitir voy a contarte lo que entendí.
Entendí que estábamos predestinados, aunque nos llevemos de diferencia más de 25 años...yo te amo tanto como no ame a nadie, y te odio aun un poco más, vos. No lo descubro, sos un torbellino que me desconcierta a cada instante, no sé si me amas, o solo odias la soledad...me decís a cada hora lo imperfecta que soy, si estoy gorda si estoy muy flaca, si fumo mucho o si no se planchar. Pero me besas cada media hora, me amas cada noche desde que nos conocimos hasta que un nuevo día vuelve a empezar, me apretas fuerte los brazos con tu mirada amenazante, advirtiéndome que jamás te voy a dejar, que voy a ser para toda la vida tuya y que cuando te mueras me vas a venir a buscar.
vivimos aventuras terribles juntos que solo vos y yo sabemos y que no podemos contar, hicimos cosas buenas y malas juntos, que nadie nunca se va a enterar, tenemos la complicidad de una amistad de miles de años, pero solo hace cuatro que estamos a la par...sos egoísta sos malicioso, sos machista y despectivo, sos bueno, generoso, atento, haces cosas increíbles para sorprenderme sin importar la hora ni el lugar, sos todo un misterio pero solo conmigo, por eso nunca sé que sentís de verdad...así y todo tuvimos dos hijas, hermosas y prefectas, como vos querías y seguimos igual. Y hoy comprendo que jamás podría separarme de vos, aunque cada noche quiera salir corriendo por esa puerta dejándote atrás, aunque fantasee cada día con vivir mi vida sin aguantarte ni verte nunca más, no podría jamás vivir sin vos. Y sé qué te pasa lo mismo, y por eso nos odiamos cada día más...vos a mí por ser la mujer que nunca soñaste...por no ser perfecta como lo fueron las demás, y yo a vos por hacérmelo ver cada día, por ser tan increíble y por saber que este infierno que es estar juntos y amarnos es nuestro destino desde el minuto en que nacimos, aunque en distintos tiempos en el mismo lugar..
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                ESCUCHANDO LAS ESTRELLAS
(Juan David Morales Calderón)
La realidad de los sentimientos es algo tan pueril y fugaz que cada suspiro que emanan las fuerzas de algo que se define como amor tarda una eternidad en poderse olvidar, más cuando esos pequeños lapsos de tiempo definen la vida. La vida esta llenas de decisiones que definen nuestra vida, algunas para sufrimiento no dependen de nosotros.
Una mañana común, un día que insinuaba su tristeza de las cuales ya estaba familiarizado ahogado por mis infortunios pasados y la falta de motivación que mi pecho había resignado a tener. Siendo las 4 de la mañana como rutina ahogar mis penas en un cigarro que todos los días guardaba antes de dormir para ayudarme al otro día a tolerar a dosis de nicotina ese vacío tan grande, aplastando las ganas de sonreír ante rutinas diarias de postergación de deberes y suspiros reciclados sin sentido.
Disfrute cada bocanada de humo que al cabo de segundos como era costumbre despertaba en mi tos, que para la cotidianidad era culpa de ese mes tan frio y extraño debido a la proximidad de el emanar de las flores y la alegría de la mayoría de las personas, aun cuando para mi solo era un mes en el cual Jesucristo fue crucificado, de pronto por eso mi tristeza era tan divertida al pensar ideas tan lunáticas que solamente una persona sin cabales mentales podría citar con cierta luz en su sonrisa.
Baje al baño esperando que cuando el caer de las gotas por mi espalda me hiciera botar cada uno de mis camisas de fuerza de fatiga del día anterior, que como rutina esperaba que acabasen viendo las estrellas destellar con luz propia intentando buscar una estrella fugaz con infantil ganas de iniciar mi sueño después de mi deseo irreal que jamás llegaría.
Terminando mi fatigante baño y el ciclo de vestir mi cuerpo, cepillar mis dientes, y observar mis grandes ojeras que todas las mañanas me hacían pensar sin falta que mi falta de sueño me hacían cada vez más un mapache humano que caminaba entre humanos.
Ese día como era responsabilidad diaria tendría que llegar muy puntual a las 7 para presentarme al jefe de piso para empezar a evolucionar pacientes lo cual era fatigante pues tratar de adecuarse a infinidad de personalidades agotaba hasta la ultima gota de sudor intentando ser servicial ante personas que jamás pensarían de la misma forma que la mía.
Ese día después de mi turno tendría que dirigirme a la facultad a consultar los horarios de unos cursos que me habían intrigado y motivado meses atrás. Para colmo no tendría la certeza de si todavía estuviera abierta la convocatoria. Termine mi turno y sin pensarlo mas Salí disparado a ver si mi suerte todavía estaría o tendría que seguir mi plan de soledad y muerte en mi casa, debido a que me asesinaba a cuotas de 200 $ por cada cigarro que con gusto prendía. La sorpresa fue tal que fui el ultimo en inscribirme y con el animo elevado decidí descansar al lado del anfiteatro en un pasillo extenso donde todo estudiante de medicina acostumbraba a descansar, dejándose arrullar de tantas almas que en esa facultad permitían que explorasen sus restos.
Solo fueron 15 minutos de descanso, cuando mis oídos captaron algo, un sonido tan delicado y firme que solamente nublaba mi mente por así decirlo. Fue ese momento en el cual la curiosidad me hizo mirar fijamente pero sin interés para encubrir la pena que podría sentir si ese avistamiento fuese incomodo. Lo que mis ojos ese día vieron fue lo que jamás mis pupilas dejarían de desear tanto, una mujer hablando de sus rutinas, sus días alegres y como ante sus enseñanzas pueriles sus compañeros atentos intentaban comprender al igual que yo el desconocido que la espiaba curiosamente. Tenía un rostro que ahogaba cualquier palabra que pudiese intentar decir, sus labios quemaban mis ojos con cada movimiento de vocales que coordinadamente mi corazón seguía con cada latido, su piel era tan clara y delicada como nubes que abrazaban su ser.
Fueron los 25 minutos mas largos de mi vida, intentando comprender el porqué de su atracción. Había vivido muchas relaciones pasadas, encuentros fugases con mujeres mas bellas pero esa mujer en ese momento había dejado mi mente flotando, con sus destellos de alegría mi vida tenia sentido, pensé, mis deseos al cielo y aquellas estrellas fugases que tanto admiraba en las noches habían bajado y expresado su ser en alguien tan perfecto que si mi deseo se cumpliese tendría que darle un beso y cumplir mi anhelo diario, conocer la alegría.
Ese día no pude dormir sin dejar de pensarla, desesperado por saber el nombre para en un futuro ser un tonto esperando que pudiera coordinar alguna palabra solo porque llevase su atención hacia mí. Esa noche pregunte hasta el cansancio su nombre hasta que por fin pude averiguar tan perfecto vocablo “Alejandra”, fue la palabra que escribió una estudiante de primer semestre, que conocía a dicha mujer y que por gusto hacia mi fue amablemente la primera pieza de esta historia.
Hablamos cerca de 1 hora, un poco incomodo para ella que un hombre la tuviese hablando del mismo tema sin algo mas que pudiera llamarle la atención, almenas para poder animar la charla que se tornaba aburrida para ella, debido a que la estupidez del hombre ante algo superior aburre con su monotonía, dejando en claro sin decir con palabras que ella seria mi cupido. Discutí cerca de 50 minutos antes de escuchar algo que paro mi corazón y opaco mi sonrisa. Esa niña tan hermosa tenia novio, y llevaban cerca de 3 meses con aquel personaje, dejándome solo un trago amargo y una idea que toda persona en su vida se ha planteado “mi suerte es una mierda”, siendo mierda la palabra mas cercana para describir que el destino defecaba mis sueños, haciéndome pensar que en la vida las decisiones definen el curso, pero algunas no dependen de uno.
Ese día intente asimilar la idea de manera razonable pensando en que no podía interferir y más trágico aun, ella ni sabía que existía. Intente conciliar con concejos propios y frases de apoyo que leí en un foro de desamor, que deprimido consulte como recurso absurdo que todo enamorado en apuros solicita a sus dedos. Esa noche en mis sueños conciliando ante la oportunidad que perdía, decidí que las cosas importantes no se deben dejar pasar, porque el tiempo se encargaría de castigar la estupidez de no luchar por algo que podría definir momentos especiales que no se borrarían jamás.
Busque su correo y decidí entablar una comunicación, pensé en hablarle por aquel medio para no parecer aquel tartamudo estudiante de medicina que solo refería estupideces al verla a los ojos. Aquel día mande la solicitud y espere, pasaron días sin que ella aceptase la solicitud, siendo para mí los días mas largos dejándome claro por momentos que yo seguiría siendo una persona más en el mundo para ella.
Cuando por fin pude tener la dicha de escribir a distancia pero con ganas de tenerla cerca, tuve las palabras mas pausadas e inteligentes que jamás había podido decantar de mi mente tan colapsada.
Pasaron días en que no podía faltar la cita virtual, los días de preocupación por su jornada, las palabras de aliento y apoyo que brotaban con cariño, como si nada mas importara en mi vida. Dos semanas después intente acordar una cita, aunque sin dejar claro que yo pensaba tal cosa, solamente solicite haciéndome una persona interesante que la charla tenia que ser acompañada con un café, pues nada mejor que una charla mirando a los ojos y distrayendo el nerviosismo sosteniendo una taza caliente de café colombiano, pero con susto de que ella pudiera tornarse hostil ante una solicitud de un desconocido y mas ella con una relación en proceso que llevaba 90 días de momentos, cuando la mente juega a hacer conjeturas de si seria feliz y yo solo seria un amigo intenso de aquella carrera que por falta de tiempo intentaba concretar citas desesperado.
Ese día ella acepto y puntualizamos que seria a las 3 de la tarde del día siguiente siendo algo discreto de amistad, sin sentidos ocultos que se definiría solamente en conocer aquel personaje que le daba tantas palabras de aliento afirmo ella. Ese día me reuní con varios compañeros para hacer una diligencia, aunque mi nerviosismo se escapo para una junta de concejos de como podría agradarle a una chica que nublaba cualquier actitud de perspicacia que estaba acostumbrado a citar con mujeres banales.
El reloj agitaba sus manecillas como si estuvieran conectadas con mi nerviosismo, dejándome por cada minuto menos preparado, pero que no se detenía. Me dirigí a cumplir la “cita”, y pensando en como seria la primera impresión medite que tendría que ser tal como me he basado siempre, dejando a un lado los concejos que pudieran entorpecer mi conquista.
La vi venir subiendo por la calle a un paso lento sin percatar que era yo el que la había estado cortejando sin cortejarla, solamente siendo un amigo más. Venia degustando una manzana que para calmar la sensación de hambre siempre cargaba en su bolsillo esperando que su estomago le motivara a sacarla. Me presente de una manera cordial pero sin mostrar el interés que estaba sintiendo, siendo la manera mas fácil de poder congeniar con una niña acostumbrada a sentir los halagos como rutina diaria. Ese día hablamos de tantas cosas pero en mi mente solamente pensaba tomándome cada copa de licor que con decencia sugerí que bebiéramos, las ganas de decirle que daría lo que fuera para que me viera de un modo distinto. Fueron tan rápidas las horas de esa tarde hasta casi anochecer, cuando se me ocurrió pedirle que me dejara llevarla a la universidad para que asistiera a su clase de las 6, inmediatamente con una respuesta negativa, debido a que no quería que la gente de la universidad tergiversara la situación. Insistí argumentando que jamás podría causarle algún problema, solamente quería que llegase segura y sin que pasara incomodidades del transporte publico.
Todo el camino estuvimos hablando y terminando los temas que dejamos inconclusos en la tarde, pero un poco con tristeza porque seria solamente ella la que decidiría si podría o no repetirse, por lo que el trayecto lo extendí manejando un poco lento pensando en “la seguridad”. Cuando llegamos no abrí la puerta esperando que ella tampoco lo hiciera, y así fue, ella voltio su mirada hacia mis ojos y me dijo que le había fascinado la tarde de charla pidiendo que se repitiera.
Tres semanas después viví el mejor beso de mi vida y 11 meses después estamos esperando un bebe, que me ha dejado claro que la felicidad siempre esta, depende de que tan dispuesto estas a escuchar las pistas que te da la vida, pues la razón del éxito es saber definir que las estrellas están a tu alcance.

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